miércoles, 25 de mayo de 2011

CHISTE MALO PARA APRENDER ESPAÑOL (LORO DESPABILADO 'TOO AWAKEN PARROT')

LORO DESPABILADO

Un tal Ricardo recibió un loro por su cumpleaños, ya era un loro adulto, con una muy mala actitud y vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota, así como siempre, de muy mal genio. Ricardo trató, desde el primer día, de corregir la actitud del loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación, le ponía música suave y siempre lo trataba con mucho cariño. Llegó un día en que Ricardo perdió la paciencia y gritó al loro, el cual se puso más grosero aún, hasta que en un momento de desesperación, Ricardo puso al loro en el congelador. Por un par de minutos aún pudo escuchar los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimiento, hasta que de pronto, todo fue silencio. Después de un rato, Ricardo arrepentido y temeroso de haber matado al loro, rápidamente abrió la puerta del congelador, el loro salió despacio y con mucha calma dio un paso hacia el hombro de Ricardo y al oído le dijo en voz baja: "siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y actitud, te pido que me disculpes y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi comportamiento." Ricardo estaba muy sorprendido del tremendo cambio en la actitud del loro y estaba a punto de preguntarle qué es lo que lo había hecho cambiar de esa manera, cuando el loro continuó: ¿te puedo preguntar una cosa? sí... ¡cómo no!-, le contestó Ricardo. ¿qué fue lo que hizo el pollo que esta en el congelador?

jueves, 5 de mayo de 2011

Profesores y maestros, texto dedicado para vosotros (desde un 'email de cadena')

Esos locos que enseñan. Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano por la mañana y están en el cole una hora antes, otros recorren todos los días más de 100Km de ida y otros tantos de vuelta. Están locos.


En verano les dan vacaciones, pero no desconectan del todo, piensan en sus clases, preparan tareas para el curso siguiente. En invierno hablan mucho, siempre llevan caramelos de miel y limón en los bolsillos, otros con una botella de agua a su lado. Su garganta siempre está dolorida, pero siguen enseñando, a veces fuerzan su voz, pero siguen transmitiendo sus conocimientos con cariño e ilusión.


Yo los he visto, no están bien de la cabeza. Salen de excursión con sus alumnos y se encargan de gestionar autorizaciones, recogida de dinero y responsabilidad extra.


Qué será de ellos y ellas. Por la noche sueñan con el colegio, se les aparecen planetas, ecosistemas y personajes históricos. He escuchado que llegan cargados con cuadernillos y exámenes, que han corregido la tarde anterior en su casa.


Son mujeres y hombres, casados, solteros,...de diferentes edades, pero a todos les apasiona su trabajo, ver crecer a sus alumnos, ayudarlos y conseguir de ellos ciudadanos competentes.


Los he visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Algunos dicen de ellos que viven muy bien, pero les han recortado el sueldo y siguen trabajando incluso más que antes, algunos no miran ni su nómina porque su pasión por la enseñanza los hace ciegos a pensar en el cobro. Disfrutan con lo que hacen, aunque haya padres que los discutan y les quiten autoridad, ellos siguen hacía adelante.


Están mal; por las tardes quedan para hacer cursos de formación y no les importa perder tiempo de su ocio para reciclarse.


Dicen que son autocríticos y que hacen balance de sus experiencias educativas, que se frustran cuando no salen las cosas como esperaban,
que se alegran cuando sus alumnos avanzan.


Están mal de la cabeza, yo los he visto. Dicen de algunos que fueron muy importantes, que siempre tienen palabras de aliento; dicen sólo que son MAESTROS y que se sienten MUY ORGULLOSOS DE SERLO.