lunes, 12 de julio de 2010

PEDRITO CAMPEÓN DEL MUNDO

Preciosa historia de un tinerfeño, un canario, que ayer se convirtió en campeón del mundo de fútbol y que hace 2 años jugaba en tercera división:

LA ULTIMA Y con golazo (texto de Pedrito Emilio Pérez de Rozas)

Sí, sé que estas historias existen en la vida real. Que parecen fabricadas por novelistas dignos del Nobel, que tienen aires de ser un producto de la mejor y más curiosa imaginación, que las ves escritas en libros, relatadas en televisión o siendo el tuétano de una gran película y hasta crees, como ocurre con los films de Almodovar, “cómo se ha pasado este hombre, a quien se le ocurre una historia así”. Y la historia, esa y otras muchas, existen, son ciertas, reales….como la vida misma. Es más, tal vez a ustedes, a muchos de ustedes, incluso la del propio muchachote Busquets, de la Tercera División, perdón, de Barbastro, la primera final que ganó Pep Guardiola, su primer título, su auténtica coronación, a la final del Mundial de Suráfrica, les parezca algo similar. Puede que sí. Pero Busquets es hijo de quien es, así que buena parte de sus genes le empujaban a ser un predestinado. Pero, no me digan que la historia de Pedrito no es para pellizcarse y no creerlo, hacer una serie de televisión o convertir su trayectoria en el videoclip de presentación de La Masia. No me lo imagino en el vestuario de la noche de Alemania. O sí. Allí, tan pancho, después de oír que Del Bosque lo había escogido ¡Dios! para ocupar la plaza del ‘Niño’ Torres, uno de esos monstruos intocables. Ya lo veo repasando, sobre su banco, toda la ropa y enseres que le había dejado el utillero de la selección para vertirse de corto. Y ya veo, presiento, a Valdés, Puyol, Piqué, Busquets, Xavi o Iniesta, mirándose de reojo y pensando para sus adentros algo así como “joder, la va a liar, este tío la va a liar, Vicente no sabe lo que ha hecho, o sí, y la va a liar”. Y allí estaba él, con la misma indiferencia, o no, no, que cuando Guardiola lo convirtió en ‘uno de los nuestros’, es decir, en uno de esos tipos nacidos para ganar, marcado a hierro candente con el espíritu promovido por Oriol Tort. Alguien debería de estar haciéndole un vídeo de su vida a este chico. Porque, cuando pasen los años, incluso él necesitará encerrarse un día en casa y ver lo que le ocurrió siendo tan joven, siendo tan nuevo, siendo tan desconocido, tan modesto, viviendo desde tan abajo, de tan lejos, tan solo, tan discreto y, sobre todo, tan colega, tan cómplice. Es ese chico, el hijo del gasolinero de Los Olivos (Adeje, Tenerife), de Juan Rodríguez, del mismo que cuando le llamé hace tres meses me dijo “aquí, ya ve, con las cabras”, quien debería de subir hoy las escaleras de ese estadio y recibir de Mandela la Copa del Mundo. Porque Pedrito es nuestro Mandela en miniatura, es el símbolo de cómo alguien, con pelea, sacrificio, fe y ahínco, puede elaborarse una vida celestial. Yo, si quiero que gane España, es por Pedrito.

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